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NOTICIAS

En pleno corazón del Pirineo aragonés, durante un cálido día de agosto, la plaza de Villanúa se convirtió, un año más, en escenario cultural.

La biblioteca municipal, conocida como Villalectora, fue el epicentro de esta jornada. Gracias al empeño y la sensibilidad de Miriam y Ana, se organizaron actividades literarias para todos los públicos.


Uno de los momentos más especiales fue nuestro encuentro de autoras, en el que Clara Fuertes y yo compartimos reflexiones y experiencias. Fue un espacio de escucha y complicidad, donde la literatura se convirtió en puente entre nuestras voces.



Han sido nueve días intensos en la Feria del Libro de Zaragoza. El clima nos lo puso difícil: lluvias torrenciales, calor sofocante, viento impredecible y un sol de tarde que no daba tregua. Pero más allá de las inclemencias, lo que realmente hizo especial esta edición fueron las conversaciones, el compañerismo entre autores y, sobre todo, la visita de tantos lectores apasionados que compartieron su amor por los libros.


Quiero dar las gracias a Pat MM, Míchel Gracia, Inés Manso, Mary Illustrafavole, Cris Bernadó, Adela Rubio, Clara Fuertes y Victoria Daboise por los momentos compartidos en nuestra caseta. Gracias por confiar en nosotras, por formar parte de este pequeño universo que hemos bautizado como #ZsaZsaTeam.


Desde este espacio, me gustaría hacer un llamamiento para que la Feria del Libro de Zaragoza reciba el respeto y la atención que merece. No más contraprogramación desde el Ayuntamiento que reste protagonismo a un evento consolidado, con treinta y dos ediciones a sus espaldas, y que es ya un referente cultural en la ciudad. Apoyemos a quienes hacen posible esta feria: autores, editores, asociaciones culturales y librerías. Promovamos su difusión en todos los rincones de Zaragoza.

La literatura es cultura, es industria, es riqueza. Y quienes la sostenemos merecemos visibilidad, reconocimiento y apoyo institucional.


Por muchas más ediciones llenas de historias que nos unan.




Actualizado: 28 feb

La Feria del Libro de Canfranc es, simplemente, encantadora. En un entorno es espectacular disfrutamos de la visita de los veraneantes y el calor de muchos compañeros.


Además, tuve la suerte de acompañar a Clara Fuertes en la presentación de Me enamoró una lágrima, una novela que me emocionó desde la primera página.


Gracias, Clara, Pat, compañeras de viaje, y a la organización de la feria, por hacerme partícipe de un encuentro tan especial.





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