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Reseña en Heraldo de Aragón, por José María Ariño

Actualizado: 10 oct 2021


"Almu Bree, cuentos que animan a salir a la calle y a vivir"


En su debut narrativo, presentada por Carlos Castán y José Luis Solanilla, la autora propone una crónica de sentimientos en ‘Quizás sea mañana’

Una literatura sin magia, una literatura sin emoción, una literatura sin el poso agridulce de lo cotidiano no puede llegar con fuerza al lector. La palabra, aderezada con la música y cortejada por el fluir de las horas, solo llega a remover nuestros sentimientos si se acompasa a los latidos del corazón. Esto es lo que logra con creces la zaragozana Almu Bree –Almudena González– en ‘Quizás sea mañana’, su primer libro de relatos recientemente publicado.


Como dice José Luis Solanilla en el primer prólogo, esta recopilación de relatos breves, cartas y poemas es una crónica de sentimientos. Estos relatos son, como afirma Carlos Castán en un segundo prólogo, “píldoras que transmiten ganas de salir a la calle y simplemente ponerse a vivir”. La propia autora reconoce en una reflexión de bienvenida que estos recuerdos y anhelos de futuro la impulsan a “escribir compulsivamente para intentar evadirme de la aterradora realidad”.


Desde el primer relato hasta el último, Almu Bree desnuda su alma y empatiza con el lector al que transmite sus sentimientos, emociones, sueños, vivencias felices o fracasos. Precisamente, la primera de las tres partes en que agrupa sus experiencias – ‘’Sobre ti’– proyecta la ambivalencia de la vida, el tobogán de lo cotidiano como un espejo que refleja los anhelos más íntimos. Así, en el primer relato –‘Ver o mirar’– la autora expresa su desconcierto: “Solo sé que el enigma de la vida residía en la tristeza de sus ojos”. Unos ojos que despiertan todo tipo de sentimientos y que transmiten el hechizo del amor que despertó en su adolescencia ese “zsa, zsa, zsu”, cual frágiles mariposas en el estómago. Microrrelatos, como ‘La vie en rose’, rompen con los tópicos de la felicidad programada para exaltar la cotidianeidad, “la pura y santa rutina. La normalidad total”.


Es el fluir de lo cotidiano el que le lleva a aferrarse a la música como un bote salvavidas y que la convierte en el relato ‘Amoremia’ –neologismo que significa “amor en la sangre”– en la banda sonora de su vida. Su admiración por cantautores como Jorge Drexler es evidente y por los músicos callejeros –presente en ‘The Street artist’– alimenta sus sentimientos. Unos sentimientos que son aparentemente contradictorios en el relato ‘Zaragoza’, dedicado a su ciudad: Amor y odio por esta ciudad de bullicio callejero y de ciercera insolente, en la línea de la Zaragoza de José Antonio Labordeta.


En la segunda parte de sus relatos – ‘Para ti’- la autora se acerca más a la prosa poética y utiliza con acierto metáforas sugerentes y plásticas, como esas “colillas del tiempo real apagado” en el relato ‘Migajas’. El amor – ‘Extrañar algo por ti’– y el desamor –‘Volver a comenzar’– son como un espejo deformado que, a pesar del paso del tiempo, nos devuelve cada día a una nueva realidad en la que los recuerdos se codean con los sueños de futuro y perfilan un mañana inciertamente feliz. Con una cita de su admirado Gabriel García Márquez –“Te quiero no por quien eres sino por quien soy cuando estoy contigo”– nos acerca en el relato ‘Espejo’ a La Bendita, ese café zaragozano tan evocador.

La segunda persona contribuye en estas reflexiones en voz alta a recordarnos lo efímero del amor –‘Atrápalo, que se nos vuela’– y a atesorar los momentos más felices de su vida con su hija Sara, que es la viva imagen de la felicidad. Los poemas que completan esta segunda parte –‘Te admiro’, ‘No tanto’, ‘Primavera’, ‘Calma’, ‘Jaque mate’– son ricos en paralelismos y en metáforas y giran en torno al amor y al desamor: “No mires atrás para encontrarme / porque ya no estoy allí”.


Como broche a este ramillete de relatos, en la parte más íntima y personal – ‘Para mí’– aflora ese ‘Quizás sea mañana’, que da título al libro, y vuelve a hacer hincapié en esa ‘Divina catarsis’ que es enfrentarse a la página en blanco. Con los poemas ‘Dentro de ti’, ‘Bebé’, ‘La misma luna llena’ y ‘Felicidad’ expresa la autora su deseo de volar, de ser libre y de buscar la felicidad cotidiana. La cita de Rilke –“Ningún poder de la tierra podrá arrancarte lo que has vivido”– es el broche y el trampolín para nuevas aventuras literarias que nos dejarán, como esta, con la miel en los labios.

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