Nuestros mayores importan. Son sabiduría, experiencia, ternura, anclaje, legado.
Para mí fue un placer recibir la invitación de AEDES para pasar una tarde con sus residentes y leerles relatos y poemas. Nos escucharon, comentaron, sonrieron, incluso nos aplaudieron, pero nos sumamos al mismo, porque el aplauso lo merecen ellos.
Yo leí dos poemas breves, uno que escribí precisamente para mi abuela, y uno segundo, para mi hija. Espero que les llegara, que nuestras palabras les acompañaran y reconfortaran, que pasaran una tarde diferente gracias a la visita de cuatro escritoras zaragozanas. Con sinceridad, estoy deseando volver.
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